De no plantearse y desarrollarse bajo una perspectiva absolutamente distinta a la de los medios de comunicación y las telecomunicaciones propios de la sociedad de masas, último estadio previo a la posmodernidad, seguro que Internet habría tenido mayores dificultades de implantación. Y, en efecto, es otra clase de infraestructura.
A diferencia de anteriores medios de comunicación y redes de telecomunicaciones, Internet no es propiamente de nadie en particular, ni de una persona física ni de una jurídica; está compuesta por el agregado de muchas y muy variadas aportaciones infraestructurales y de contenidos, con todo lo cual justo se hace posible que cada vez lo cibercompartible sea más multimedia y no sólo, o poco más que, simple texto. Cuestión distinta es que, además, pueda o no hacerse negocio con Internet.
Cualitativamente, pues, la red de redes ha ido progresando en pro de dar respuesta a lo que cuantitativamente supuso y sigue suponiendo una hiperproducción de información y conocimiento compartibles de tal forma que los medios de comunicación y las telecomunicaciones anteriores no son suficiente. Sacarle el mejor partido a este nuevo contexto es nuestra responsabilidad.
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