El título del blog

Si hay un elemento que muy fundamentalmente y desde el principio debe procurarse que vaya acorde con los fundamentos temáticos del blog es el título, que lo normal es que vaya en el espacio superior principal, o cabecera. Así como el diseño del título, y en general de la cabecera, se puede entender que vayan variando con el tiempo, el propio título es una característica que tiene que plantearse en tanto que algo permanente, por lo que ha de pensarse muy bien su elección.

Cuando definamos el título del blog, lo cual conviene que sea de lo primero en tener claro antes incluso de empezar a preparar el propio blog, será importante y preciso que tomemos en consideración los fundamentos de temática y de diseño. Entonces resulta fácil que nos preguntemos si es mejor dar lugar a un título en base a unos fundamentos o si es de entrada un posible título lo que sirve de principio para desarrollar una temática y un diseño: los dos caminos, desde nuestra perspectiva, son válidos pero ¿cuándo hacer el título en base a los fundamentos y cuándo a la inversa? A modo orientativo recomendamos recurrir a la distinción entre blog personal e impersonal: si el blog va a girar en torno a quien ejerce la autoría, entonces probablemente sea más sencillo escoger primero un título, generalmente que haga alusión al nombre propio del autor o de los autores, o bien a un nombre ficticio en caso de posibles razones artísticas o de simple preferencia por el anonimato; si, en cambio, el blog va a ser impersonal, o sea más de tipo generalmente técnico-descriptivo, entonces y de manera particular si es multitemático, convendrá que establezcamos bien la temática y a partir de ahí escojamos un título que plasme adecuadamente el conjunto del contenido que se va a presentar. El título en todo caso debemos definirlo con voluntad de darle permanencia y no de irlo cambiando. Su diseño, no obstante, si se varía y siempre que esto responda a un objetivo de mejora en relación a lo cual se haya tomado una decisión bien meditada, puede resultar un cambio de tipo más comprensible por parte del público, a quien en última instancia es a quien se debe procurar no marear con cambios hechos de cualquier manera en un elemento tan fundamental como es el título del blog que realicemos.

Un título de blog con alusión directa a tu nombre propio será adecuado en el caso de que realices un blog de tipo personal, o bien, alusión a un nombre de alguien ficticio con el que puedas identificarte en el caso de un blog específicamente artístico. En los blogs que no se centren en la persona, o en las personas si es un blog personal pero en el que contribuyen varios autores, resultará determinante que, por mucho que se pretenda hacer juegos originales de palabras, el título recoja la esencia del eje temático general del blog. Y en ambos casos, pese a que el diseño pueda ir variándose conviene que no intentes destacar el título por el tamaño demasiado vistoso, ni tampoco relegarlo a un tamaño muy reducido.

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