Dentro de un laberinto

Geométricamente la concepción histórica podría plantearse de cualquiera de las formas que justo en geometría existen. Tal vez debiérase, de hecho, contemplar tales formas geométricas cualesquiera y más allá de la línea y el círculo por mucho que suponga una tarea ardua. Limitarse a la linealidad y a la circularidad puede que esté asimismo limitando la manera más completa de concebir la historia.

Igual que el propio pensamiento humano, es probable que la correcta interpretación de la historia sea laberíntica, pues los caminos que ella conforma no dejan de adquirir diferentes formas de entre todas las geométricas que podamos asimilar. Entonces, linealidad y circularidad se quedarían aún cortas en cuanto a lo que adquirir conocimiento e interpretar la historia se refiere: tendríamos que contemplar más figuras geométricas hasta el punto de concebir la estructura laberíntica que proceda para que comprendamos todo cuanto nos resulte factible en los ámbitos cognitivos e históricos. Desde la simpleza de la conformidad con la línea, el círculo o a lo sumo ambos, resultará todo ello innecesario, pero movernos dentro de un laberinto de conocimiento y de historia es lo que con mucha probabilidad nos hará más inteligentes.

Venciendo el temor a lo complejo, estarás en disposición de a lo menos intentar concebir otras formas de comprensión cognitiva e histórica para aplicarlas a las ya más practicadas linealidad y circularidad. Con tal disposición contribuirás mejor a que la adquisición de conocimientos y la comprensión de lo histórico sean más acertadas de lo que hasta ahora lo hayan podido ser.

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