Respecto a la mentalidad racional que tanto beneficio ha aportado, ésta conlleva, no obstante y según de qué modo, que se pierdan algunas nociones alternativas que, sin tener por qué representar una amenaza para tal mentalidad racional, bien pueden complementarla. El grado más extremo de la racionalidad es aquél con el que ésta conduce a no atisbar mucho más allá de lo que emana de un proceso algorítmico.
Establecer una linealidad en función de la cual comprender lo histórico nos ha favorecido en cuanto a compartimentar etapas y así poder analizarlas mejor y aprovechar aquello que sea bueno de ellas e intentar desechar aquello que resulte malo. Con esta linealidad hacemos viable ir al detallismo en la medida en que podamos recabar datos documentales de la etapa que sea, pero cuanto más atrás esté una etapa histórica, mucho más complicado es que existan y en caso de existir que se conserven documentos al respecto. Si además para que haya documentos que sean muy valiosos es preciso que éstos hayan sido elaborados mediante el intelecto, es natural que del propio procedimiento de la formación del intelecto no existan y de hecho no hayan siquiera existido documentos de esta clase.
Con linealidad y detallismo según la mentalidad racional propone, tienes opción de llegar a discernir en estos términos el origen de muchos aspectos de la existencia pero el del propio intelecto, que es el fundamento de la racionalidad, necesitaría de esa misma racionalidad para haber dejado al respecto documentación conservada suficiente. Entonces, la raíz del intelecto se confirma en tanto que muy complicada de definir con los parámetros de lo racional.
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