Además de ser ideas relacionadas, bien puede considerarse que diversidad, tolerancia o respeto, diálogo e intercambio culturales siguen por este mismo orden una secuencia, probablemente si no la única la mejor, por la que transitar hacia una realidad cultural transformadora en profundidad y global. Esta realidad, que sería la efectiva omnimultimodalidad cultural, tan sólo tendría sentido en última instancia desde la inclusividad, pues de hecho ya se da en sentido excluyente.
Las tradiciones culturales, aun no teniendo por qué implicar conflictos entre sí, son excluyentes por sus respectivas, y hasta cierto punto naturales y comprensibles, inherencias a la conservación y de ahí a remarcar lo que las diferencia unas de otras. Siguiendo sin tener por qué derivar en conflicto, todo contacto intercultural es susceptible, a fechas actuales y prácticamente durante toda la existencia humana, de por mucho que se vehicule con tolerancia, respeto, diálogo e intercambio generar a lo menos por alguna de las partes un cierto temor. Parece que en la medida que uno es, o más bien ha tenido que ser casi sin más remedio, parte de una tradición cultural puede con facilidad sentir, de alguna manera por vinculación al instinto de supervivencia más primario, que una amenaza emerge al entrar en contacto con otra tradición cultural, sin perjuicio de que hasta incluso donde llega el intercambio cultural se desarrolle todo sin violencia alguna. Cuando por lo menos entre las diferentes culturas civilizadas, por mucho que se quiera en todas como de hecho es lícito que la tradición no caiga en el olvido, consigamos dejar de tratarnos desde tal temor y así pues todas y cada una de las culturas abandonen entre sí el marcado carácter excluyente y adopten por completo una dimensión inclusiva, integradora y transformadora, estaremos empezando a contribuir decididamente a que la humanidad sea menos multitradicional y más cultural y omnimultimodalmente inclusiva.
Pertenezcas a una poco o muy extendida tradición cultural va dejando de tener sentido que los contactos e intercambios interculturales deriven en temor por la amenaza, aun no siendo de tipo violento, de una cultura respecto a otra, pues si tanto te preocupa la pérdida de tu cultura y su tradición dispones precisamente de la blogosfera para dejar sin límite de capacidad constancia de ellas. Al poder en los blogs inmortalizar las civilizaciones tal y como han sido hasta ahora, bien te puedes concentrar en qué hacer para, con todo tu derecho en tanto que heredero de la civilización que sea, transformar tal civilización para que nuevas realidades de convivencia interculturales hagan factible un mundo más pacífico.
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