De todos los modos de elaboración, difusión y conservación que a lo largo de la historia ha habido en cuanto a la cultura y la civilización en sus dimensiones más amplias, se encuentra con toda probabilidad en la blogosfera y por extensión en el ciberespacio el mejor de los desarrollados, lejos del rol puramente accesorio y hasta un tanto trivial que todavía a veces se atribuye a todo lo telemático. Es una oportunidad única de dignificar la tradición a la vez que se progresa hacia las necesarias nuevas realidades culturales que conlleven una mejor convivencia a nivel global.
Un parecido temor al identificable a menudo al entrar en contacto culturas diferentes, lo podemos hallar dentro de cada cultura respecto a sí misma y en cuanto al paso de las generaciones: se suele temer que la tradición se pierda y de ahí se procura que la próxima generación esté concienciada de que tiene que perpetuar de algún modo el bagaje cultural propio de su entorno. En el marco de un instrumental rudimentario o medianamente sofisticado para elaborar, difundir y conservar el conocimiento, tal temor, que de por sí es por lo menos un tanto comprensible y natural, tiene especial sentido y mayor, aunque entonces de legitimidad más cuestionable, en caso de que por falta de apertura una cierta tradición se aferre a tal instrumental percibiendo que conlleva una profunda amenaza otra cultura dotada de recursos más sofisticados para el conocimiento. Sin embargo, la tecnología multimedia que supone Internet, y cuya tendencia es y parece que inevitablemente seguirá siendo la de extenderse entre todas las culturas civilizadas, es de tal sofisticación que, si la manejamos pertinentemente, nos permitirá en cualquiera de las civilizaciones y culturas, dejar permanente constancia de lo que éstas han sido, quedando así pues en estado consultable y, en su caso, recuperable, por quien sea y cuando sea, pudiendo la humanidad centrarse en qué hacer a partir de ahora para, sin que ya pueda caer en el olvido prácticamente nada del pasado, decidir de qué manera orientamos mejor las siguientes etapas históricas.
Volcando en Internet, y en particular en los blogs, en cuanto mayor grado multimedia la multiculturalidad que hasta hoy la humanidad ha formado, estaremos cumpliendo a nivel global y permanente con la debida conservación que toda cultura y toda civilización merecen, así como con la condición recuperable de aquello inclusivo que sea oportuno para el futuro. Combinando, en la medida que puedas, multimedia y multiculturalidad para asegurar que no se pierde el recuerdo de lo tradicional, contribuyes a por lo menos suavizar la inercia a la férrea conservación de las tradiciones y a que la humanidad contemple más lo que sin tal férrea conservación puede devenir en alguna nueva realidad cultural, y también multimedia, con la que avanzar hacia lo pacífico que esa conservación férrea, por su carácter marcadamente excluyente, no facilita.
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