Incluso en sus posturas en principio más suaves, el sustitutivismo robótico no lleva sino a lo más incongruente en lo que la humanidad pudiera caer. Llegar a la conclusión de que la sustitución va a ser inevitable e implacable para mucha gente y que la excepción sólo la constituirán una especie de grupo reducido de personas, casi a modo de elegidos desde la perspectiva más mística, conlleva una notable carga de hipocresía y desde luego no es justificable desde postura científica alguna.
Al sustitutivismo, en particular el sustitutivismo robótico, no se le puede tomar en serio, ni en el ámbito blóguer ni en cualquier otro, porque una ideología que quiera ser enmarcada en la coherencia no emana de lo pretencioso y sería, en efecto, muy pretencioso pronosticar algo que puede, o que va a, afectar muy negativa e irremediablemente a prácticamente cualquiera menos en modo alguno y precisamente a quien lo está pronosticando, máxime si quien pronostica se está haciendo eco supuestamente de lo científico, pues las grandes leyes científicas que se establecen se caracterizan por serlo en tanto que los propios científicos están sujetos a ellas. Hacer gran difusión de lo que a prácticamente todo el mundo va a afectar negativamente sin que al propio difusor le perjudique lo más mínimo no es propio de científicos sino, en general, de hipócritas y, en particular, de patéticos iluminados místicos; en ambos casos indistintamente del estrato social que ocupen. Si la ciencia adoptase por completo una postura como la del sustitutivismo, y en concreto la vertiente robótica de éste, los propios científicos si se considerasen al margen de los terribles efectos de tal postura, estarían desvirtuando la misma ciencia al, hipócrita y paradójicamente, no considerarse sujetos a ella.
Poco sentido tendría que, produciéndose una cierta élite más o menos científica y única al margen de los efectos de la sustitución robótica, los robots hubiesen sustituido todo lo demás cuando antes debieran, por ser su origen y estar en el marco de lo algorítmico, sustituirlo todo dentro de la propia ciencia, incluidos los mismos científicos, por la coherencia que justo, y en este caso también paradójicamente, en la base de la ciencia seria debiera haber. Podrías entonces observar que al existir tal élite significaría que lamentablemente la hipocresía habría contaminado la ciencia e incluso casi, si no toda, la razón.
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