Cuando se empieza a exponer un tema, por más que se le pretenda acabar dando un tratamiento dinámico, actualizable y constante, poco margen hay para que ese tratamiento no sea, de entrada, monotemático hasta que ese tratamiento mismo en efecto sea abordado durante cierto tiempo. Según lo monotemático vaya, o cualquier tema dentro de lo multitemático, acercándose a lo monótono habrá que ir preparando entonces el salto al siguiente tema.
La propia autoría es la que debe ante todo procurar ser lo suficientemente capaz de detectar cuándo un tema se le agota y, de ahí, en el marco de la conveniente dinamización periódica de un blog o proyecto afín, cabe que el tema, y en su caso el ciclo de trayectoria que haya caracterizado, concluya y dé paso a otro que suponga un mayor o menor efecto sorpresa. Ante un cambio de tema, tiene especial relevancia la contextualidad propia que hayamos logrado crear porque gracias a ella nos habremos podido dotar de un allanado camino propio que no tenga que estar ni ligado a lo que marquen otros contextos, ni constreñido por el bloqueo que de un síndrome del blog en blanco, o de la página en blanco, y similares deriva.
Es toda una habilidad cambiar de tema y por eso, si a tu blog, sea al uso, sea un perfil de red social, quieres otorgarle el tan adecuado sentido de conjunto a lo largo de un desarrollo dinámico, debes aplicarte a conciencia en lo que a la decisión de tocar un tema u otro respecta. Lejos del informal cambio coloquial de tema, en un blog con el que pretendas atraer y mantener interés de algún público, combinar sorpresa con coherencia al cambiar de tema es fundamental.
OscarWeblogs
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