El desgaste de los idiomas normativizados no parece que vaya a tener demasiada opción de darse en como mínimo el corto y medio plazo histórico, que en todo caso, por ser justo a escala histórica, se trata de períodos largos. Aun con todo el riesgo que en su momento inicial pudiese suponer la escritura abreviadista, ha resultado la telematicación de la normativa idiomática una garantía de que a los idiomas modernos les quede todavía bastante recorrido tal y como los conocemos.
Sin duda, los idiomas no van a poder, sin embargo, evitar continuar estando muy sujetos a una relevante dinámica transformadora en lo que particularmente a vocabulario se refiere. Asumiendo que lo cibernáutico, tanto por su propia idiosincrasia como por la continuidad de su vigencia, es un síntoma del muy probable cambio histórico que se está produciendo, no es la mejor manera de reflejar esto en los idiomas modernos hacer que tales idiomas normalicen su propio desgaste ortográfico resignándose a que lo abreviadista se asuma como lo prácticamente suficiente para nuestra comunicación. Mucho mejor es que, en virtud de que el significante no tiene que cambiar tanto como el significado, sigamos concibiendo, en su caso, nuevas acepciones para vocablos existentes o hasta convenientes palabras derivadas.
Uno de los aspectos en que el elemento básico de la comunicación que es el código va a continuar siendo reflejo del posiblemente tan profundo cambio de calado histórico que la humanidad está experimentando tendría que ser el del vocabulario de las lenguas actuales. Bien conocidas te resultarán ya las nuevas acepciones que vocablos existentes han asumido a raíz de la informática; en lo que a vocablos derivados concierne, sirvan algunas palabras como las que en este mismo blog se proponen, sin ir más lejos, tales como 'telematicación' o 'abreviadista'.
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