La combinación de abreviaturismos, o si se prefiere abreviadismos, con emoticonos es lo que termina de hacer auténtica y genuina la escritura rápida que los dispositivos digitales han creado y potenciado en todo el mundo. Lejos de fórmulas aparentemente similares que en propuestas como las vanguardistas pudiesen en su momento haber, lo particularmente tocante a los emoticonos responde a una bastante contundente estandarización.
Si bien aplicaciones informáticas varias permiten customizar emoticonos, lo común suele precisamente ser recurrir a la serie estandarizada de los que habitualmente ya vienen recogidos en las opciones que desde la misma blogosfera se proporcionan para la publicación de posts. El estilo de redacción resultante de la mecanografía informal digital, al combinar abreviaturismos y emoticonos tan comúnmente de tal guisa, no demuestra sino que es una suma de, por un lado, elementos prácticamente nada estandarizados y, por otro, unos que sí lo están; además de que se trata, a su vez, de una suma de, respectivamente, elementos alfanuméricos por un lado, y graficoplásticos por otro.
Puesto que combinar abreviaturismos y emoticonos se empezó a popularizar con cierta antelación a que los diccionarios en particular y las normas idiomáticas en general se volcasen en Internet, interpretar el nuevo estilo de redacción informal digital como un riesgo a la normativa puede que tuviese cierto sentido. Sin embargo, un compendio tan algorítmico como en esencia es un diccionario tenía que a todas luces terminar siendo un determinante recurso telemático.
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