Uno de los aspectos en que también se diferencian lo digital y lo analógico se pone de manifiesto cuando se aborda la cuestión multimedia. Por su parte, lo digital, justo por posibilitar lo multimedia, permite a su vez que todo se guarde igual en el marco del código binario; y por su parte, las capacidades analógicas no permiten sino custodiar cada formato mediático en su respectivo tipo de unidad de almacenaje, que en este caso son, eran, básicamente, cintas magnéticas y libros.
Tanto la nube como los simples dispositivos informáticos no necesariamente interconectados permiten que, por la base binaria del lenguaje digital, todo fichero que generemos, en el formato que sea, lo grabemos en las mismas clases de unidades de almacenamiento y de reproducción, se trate de discos duros o HDD, CD, DVD, USB, SSD, etcétera. Por mucho que estos soportes vayan cambiando y sustituyéndose unos a otros y menos o más en función del mercado, ya no hay soportes según formatos, lo que hay son soportes para, en cualquier caso, todos los formatos. La particularidad de la nube, que en definitiva puede entenderse que es lo mismo que referirnos al ciberespacio, es que perdemos la noción física y directa de la clase de unidad multimedia en que vamos guardando nuestra información.
Los servidores en que van almacenándose tus datos proporcionan la seguridad y la comodidad de no tener que molestarte en elegir y comprar tal o cual clase de dispositivo que tradicionalmente ha ido cambiando de manera constante. No prescindas, sin embargo, de alguno de tales dispositivos para la siempre conveniente copia de seguridad que debes hacer; sobre todo cuando actualmente cada unidad de almacenamiento tiende a disminuir sus dimensiones a la vez que aumenta su capacidad de memoria.
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