Bien puede que, de apostarse por sistemas operativos en la nube, se produzca, de hecho, decididamente una tendencia al retorno hacia la fórmula primigenia de hardware y software elaborados por la misma empresa. Una mayor variedad de empresas y marcas, no obstante, diferenciaría con toda probabilidad la nueva etapa de la que fue la inicial en informática.
La preferencia por orientar una empresa tecnológica sólo a hardware o sólo a software seguiría siendo perfectamente válida, sin embargo; y por supuesto cabe no dejar de lado que, estando como estamos ya en una etapa más allá de la ofimática y la teleofimática, tenemos que enmarcar todo esto en lo que la IoT implica. Accesibles por completo en la nube y a partir de una tecnología cada vez más multidispositivo, tendrán mayores perspectivas de éxito los sistemas operativos telemáticos más versátiles respecto a toda clase de apps y aparatos. Un sistema operativo tiene que trascender, pues, la sola y típica idea limitada a lo ofimático e ir, por tanto, a incluir lo que también con la domótica guarda relación.
Una ampliación de lo tradicionalmente teleofimático a la domótica, o teledomótica, es lo que dotará de suficiente condición versátil a un sistema operativo telemático propio de la IoT para ser algo más que una simple versión de un sistema operativo preinstalado. La ciberseguridad, por descontado, vuelve a imponer a tenor de esto su gran importancia para que el usuario aproveche lo mejor posible el conjunto de sus dispositivos.
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