Formatos comunicacionales altamente normativizados

En su vertiente escrita y oral, el formato comunicacional alfanumérico es uno de los más normativizados, y quizá o muy seguramente el que más: de ahí que en su propia dimensión metalingüística, o autoanalítica, sea capaz de dotarse de múltiples áreas normativas para que a partir de sí mismo sea factible aprender y pulir su uso. Por lo contrario, los formatos de imagen, sea imagen fija o en movimiento, tienen alta normativización en la medida que ésta se abarca desde lo alfanumérico.

Pese a que una gramática multimedia sería deseable que respecto a cada uno de los formatos comunicacionales desplegase la correspondiente gramática específica en tal formato mismo, difícil es que, en pro de la claridad y el sentido práctico, esto no tenga que terminar yendo acompañado de un cierto predominio de lo alfanumérico, en el idioma que sea. Hasta a lo audiovisual, especialmente en la parte específica del audiovisual cinematográfico y televisivo si consideramos también audiovisual aquello sólo sonoro, le conviene recurrir a lo alfanumérico no únicamente sonoro, que ya forma parte de él, sino a lo escrito en pro asimismo de esa claridad y ese sentido práctico de aprendizaje y perfeccionamiento.

La cuestión que, en definitiva, conviene que tomes en consideración a raíz de todo esto es que en formatos comunicacionales altamente normativizados, que no normativizables que son todos, es por descontado más fácil establecer, de entrada, lo que es o no impreciso o erróneo. Ello no quita que, a fin de cultivar un estilo propio, debas con el tiempo superar coherentemente tal normativización a base de creaciones que justo puedan tal vez, por su carácter nuevo, parecer imprecisiones o errores.

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