La periodicidad manda

Tanto la fidelidad como la superación respecto a la gramática de la que se trate van a estar muy sujetas al conveniente período estable en el que se base la actualización de contenidos en un weblog o proyecto parecido. Esto es que no siempre se estará en disposición de dedicar el deseado tiempo a respetar lo suficiente o, en cambio, a superar lo suficiente esa gramática en cuestión.

La ventaja es que, a partir de la propia idiosincrasia de una iniciativa dinámica y periódica, una actualización siguiente va a permitir que terminemos de aclarar nuestro mantenimiento o nuestra alternativa en lo que a determinado aspecto gramático del formato que sea concierne, sobre todo en lo que a la esencia o el fondo respecta. Aquello que publiquemos dentro del plazo que nuestra periodicidad habitual marque tenemos que darlo, por norma general, por versión única y definitiva en especial respecto al fondo o contexto de lo publicado. Sólo si en la forma encontramos algún aspecto deficiente o erróneo que ni siquiera por una pretendida superación formal podemos justificar, convendría que considerásemos retroactualizar.

Máxime cuando ya has pasado a publicar, o incluso sólo a preparar, el próximo post que según tu constante periodicidad corresponda, precisamente la periodicidad manda de tal manera que todo error esencial o contextual de lo expresado antes merece que intentes optar por dejarlo tal cual quedó publicado y, en su caso, procedas en cambio a retomar el asunto en otro post nuevo matizando lo que convenga. Con mayor razón todavía si además ha quedado propiamente reflejo de lo publicado en las poco customizables y, en este sentido, poco retroactualizables redes sociales generalistas.

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