Según esté el formato comunicativo, el texto en un sentido amplio, en menor o mayor grado normativizado, será respectivamente menos o más sencillo, que no necesariamente obligado, establecer qué es y qué no una imprecisión o un error. Dependiendo del propio proyecto que se esté llevando a cabo y de la respectiva autoría, se optará por aplicar o no una norma y hacer o no que tal norma siga la que en su caso esté preestablecida.
La norma que un texto, o formato comunicativo, sigue responde a la noción de gramática. Sea en poca o gran medida, de todo formato encontraremos una gramática o, en su defecto, aquello que se asemeje; pero también tenemos opción de valorar si nos mantenemos o no menos o más fieles a ese normativizar que una gramática es, creando o adaptando lo que sería una gramática un tanto o muy propia y particular. Dirigir tu weblog, y por extensión cualquier otra iniciativa, a un público lo más general posible, te llevará a optar por, a lo menos de entrada, el empleo de una gramática preestablecida, la cual a medida que tu proyecto avance podrás e incluso deberás superar.
Mientras superes o transgredas la normativa que sigas dentro de unos márgenes que se mantengan entendibles y coherentes dentro de esa misma normativa, el alcance de tu iniciativa a un público general se mantendrá firme a la vez que hasta crecerá porque estarás, por todo esto mismo, renovando el interés que suscites. Un estilo que no evolucione formal o esencialmente, esto es textual o contextualmente, poco más podrá aportar que un blog estático o proyecto similar.
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