Debido a que las redes sociales son poco customizables y, en este sentido, poco retroactualizables, quien practica la tan conveniente fórmula de hacer de las redes sociales reflejo de su correspondiente blog al uso se obliga a la asimismo conveniente fórmula de procurar hacer publicaciones únicas y definitivas, aun cuando la elevada customización de la macroblogosfera permite cambiar prácticamente lo que se quiera cuando se quiera. Esto lleva a una ética de la retroactualización al fin y al cabo.
Asumiendo como base lo que en la típica actualización hacia adelante es propio, la norma primordial a tener en cuenta respecto a retroactualizar es que los mismos motivos por los que, en lo analógico, actualizaríamos hacia adelante, esto es que haríamos una nueva edición o versión de la pieza de la que se trate, son válidos para que en su caso retroactualicemos en lo digital. Cabe que a esto, ante eventuales imprecisiones o hasta, en según qué casos, errores, le añadamos cuantos menos motivos para retroactualizar, aunque seamos, como se supone que tenemos que ser, lo más escrupulosos que podamos ser; y aquí es donde la combinación de razonamiento crítico y formalismo abierto nos resulta de gran utilidad.
Éticamente, pues, que en la macroblogosfera puedas retroactualizar lo que sea que hayas publicado, no tiene que llevarte a cambiar por cambiar sobre lo ya publicado o, aunque pueda ser por acogerte muy a conciencia a cierta normativa o ideología, a modificar sustancialmente en fondo o forma eso mismo ya publicado. Lo que, en un entorno tan modificable como es la blogosfera, te dará mayor reconocimiento será procurar mantener la custodia en lo que de manera única y definitiva periódicamente publiques.
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