En términos de interactividad, los conflictos bélicos pueden entenderse como de las peores formas de interactividad supuestamente bidireccional. Son, en cualquier caso, una lucha para tratar de imponer la interactividad unidireccional de uno u otro bando.
El fundamento de una verdadera interactividad entre iguales, la bidireccional, yace en la empatía, la tolerancia y la reciprocidad: resulta ser lo propio de lo que entre humanos civilizados es esperable en cuanto a relaciones económicas, sociales, culturales y políticas. Imponer la unidireccionalidad es pretender instrumentalizar al otro, al modo de cómo se procede con una herramienta cualquiera, desde sencillos utensilios hasta máquinas avanzadas.
Con una etapa de la historia a las puertas, como es la posmodernidad, que tan prometedora es mientras sepamos aprovecharla, estar el mundo azotado por un tan terrible conflicto de línea de fractura como es el de Ucrania es una auténtica lástima. A mayor duración de esta guerra, más tiempo estaremos desperdiciando para hacer de este mundo ese mejor lugar que ya podría empezar a ser.
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