Un cartel en el entorno digital pierde el sentido de su denominación de cartel si a tal denominación se asocia el típico carácter envolvente que como buena pieza analógica y propia de sociedad de masas el cartel tiene. Por las características de los dispositivos digitales por los que se consume un cartel digital, resulta la sensación más cercana a lo inmersivo que a lo envolvente.
Que el paso de lo analógico a lo digital haga que los carteles deriven en, más bien, unos iconos más elaborados es un resultado parejo al de la transformación que cualquier género publicitario en particular y comunicacional en general experimenta por la propia adaptación que ese trascendental paso implica. En los medios de comunicación de masas audiovisuales, una vez digitalizados por completo estos medios pero no necesariamente funcionando por la Internet común y normal, puede que los géneros comunicacionales característicos de lo analógico no experimenten a la práctica una sustancial modificación y, de ahí, no pierdan sentido las denominaciones tradicionales de tales géneros, pero la tendencia hacia lo digital y telemático condiciona de todos modos.
Ten muy en cuenta que el cartelismo digital puede considerarse, según de qué manera, un mayor nivel de elaboración de simples logotipos. Ya se trate de iconos, logotipos o una combinación, denominar de otro modo lo que un cartel es en el entorno digital y telemático puede que no deba sino pasar por buscar una mixtura de icono y logo por lo menos en tanto que punto de partida terminológico.
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