Habiendo planteado la expresión de era global, es apropiado hacer una aproximación a su elección tanto desde la perspectiva del fondo como de la forma. El fondo responde a una nada nueva conveniencia y hasta necesidad de definir la época que parece tener que estar sucediendo al período que, desde la perspectiva comunicacional y tecnológica, se correspondería con el que llega hasta los inicios de la popularización de Internet.
Ya que, desde esos mismos inicios, la noción, y expresión, que se generalizó fue la de globalización, tiene sentido que, si tal y como el propio término indica, se trata de un proceso en marcha, deberá denominarse global el tiempo que a ese proceso en marcha, o sea la globalización, sustituya: después de la globalización debe, pues, venir lo global; y esto nos lleva a la primera aproximación desde la perspectiva de la forma que la denominación de era global en efecto tiene. La segunda y última aproximación a la forma deviene, en lo que por lo menos a mi planteamiento respecta, a una combinación de lo que entiendo que se deriva de las nociones de, por un lado, era de la información y, por otro, aldea global.
Ideadas y desarrolladas con ya bastante anterioridad a que Internet, y por supuesto la blogosfera, se empezasen a generalizar y popularizar, las expresiones de era de la información y aldea global suponen un punto de partida, que no por tanto otra mezcla quizá simple en apariencia, en cuanto a todo lo que implica lo que puedes apreciar que entiendo por era global. Conviene que para ello conozcas tanto como puedas lo que la era de la información, en especial según Manuel Castells, y la aldea global, tal y como la planteó Marshall McLuhan, significan.
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