En términos de homogeneización y diversidad, bien puede lo multimedia entenderse en tanto que una buena muestra de cómo se reorienta ese binomio en el caso concreto comunicacional. La gran producción y conservación de conocimiento a lo largo de, en especial, el pasado siglo demandaban que los distintos formatos de comunicación se recondujesen precisamente en un modo que, a la vez que los aunase, respetase sus particularidades.
Con el paso de lo analógico a lo digital, ha experimentado la comunicación una muy notable homogeneización de soportes, mientras que al mismo tiempo y por esto mismo se han vuelto los soportes más capaces de albergar una mayor diversidad de formatos comunicacionales, desde texto a audiovisual: éste es el fundamento de lo multimedia tal y como lo entendemos desde las amplias obertura y generalización de Internet. Por descontado, no significa que con lo multimedia no puedan difundirse contenidos que temáticamente se decanten de manera decidida hacia lo homogéneo o hacia lo diverso, pero en sí mismo lo multimedia invita a concebir con un binomio comunicacional simétrico entre homogeneización y diversidad la comunicación.
Tampoco lo analógico tenía por qué no difundir contenidos que temáticamente se decantasen de manera decidida hacia lo homogéneo o hacia lo diverso, pero puesto que comporta no sólo diversidad de formatos, igual que lo digital, sino diversidad de soportes, no encuentras aquí binomio alguno como el referido. Lo que identificarás, entonces, resulta un desequilibrio, una asimetría, a favor del aspecto de la diversidad, lo cual tiende a redundar en una económicamente más costosa producción.
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