Una evaluación cada vez de mayor complejidad

Tendría que resultar por descontado de cierta complejidad la evaluación que permitiese discernir la conciencia humana ante un ser, o una obra de ese ser, en que tal condición fuese dudosa por la alta indistinguibilidad a la que entre lo humano y lo robótico el avance tecnológico lleva. En particular, la complejidad sería tal, con toda probabilidad, más bien por su requerida duración que por su intensidad puntual.

Expertos en ciencias del cerebro humano debieran ser quienes, a lo menos fundamentalmente, estipulasen las eventuales pruebas de una también eventual evaluación para que diferenciemos que un ser altamente indistinguible es humano o máquina. Será a todas luces una evaluación cada vez de mayor complejidad según lo algorítmico automatizado tenga mayor capacidad para imitar la condición laberíntica del proceder humano y si se da el caso de que humanos y máquinas se hibridan en alto grado. Más allá de la propia complejidad de las pruebas evaluativas, irán haciendo falta varias jornadas evaluativas para determinar coherencias e incoherencias que sean suficientemente representativas de lo humano como para en definitiva determinar o no que el ser evaluado es humano.

Claro que una evaluación de tal guisa tendrá que ser así de intensa cuando, en especial, de un determinado ser difícilmente distinguible no se conserve historial alguno de su vida, ni sea ese mismo ser capaz de por sí de relatar de manera convincente esa vida. Bien puede que la hibridación sea capaz de llegar a tal punto que el nacimiento de un ser en tanto que humano o máquina no tenga por qué ser una que fije de por vida una u otra de estas dos condiciones.

OscarWeblogs

No hay comentarios:

Publicar un comentario