Los entretejimientos mentales y los circuitos eléctricos

La parte que de lo creativo y discernidor, ámbitos de por sí poco robotizables, es no obstante más sustituible por automatización robótica es la que ya de hecho lo ha sido en buena medida hasta hoy: la de la reproducción de copias de las obras resultantes de tales ámbitos. La originalidad no encaja demasiado en la lógica de tipo combinatorio de lo algorítmico.

Prácticamente por igual, humanos y robots necesitan tener un bagaje para crear y discernir: los humanos, y demás criaturas, requerimos un proceso de aprendizaje a lo largo de la vida, y los robots algo parecido, sólo que consiste en un cúmulo de instrucciones combinables que, para que tengan sentido, deben responder a una lógica algorítmica. El aprendizaje humano termina siendo un, tan provechoso como a veces peligroso, entretejimiento de lógica y emoción; las instrucciones y actualizaciones robóticas responden a un proceder de circuito; de circuito eléctrico, de hecho. La parte de la más pura lógica nos une a humanos y máquinas, pero la emotiva es propia, y tan ventajosa como en ocasiones contraproducente, de los humanos.

Debido a ese entretejimiento que el laberinto de la mente humana puedes considerar que es y a la parte lógica que de ese entretejimiento se une con las máquinas, no podía ser quizá otra forma que la que Internet supone la que la propia humanidad acabase diseñando más tarde o más temprano. Siendo ya Internet y, dentro de ella, la blogosfera unas realidades plenas, el devenir de las relaciones entre los humanos y las máquinas, o bien, entre los entretejimientos mentales y los circuitos eléctricos parece que será de lo más interesante.

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