Hasta llegar a poder y saber ofrecer conocimiento y entretenimiento de la mejor de las calidades, cualquiera debe transitar por unos cuantos ciclos de su propia trayectoria en lo que justo a conocimiento, a entretenimiento o a los dos se refiere. A diferencia de lo que a la larga era analógica respecta, y que en eso ya era igual, ahora puede quedar publicado y abiertamente almacenado a nivel global aquello que cualquiera elabora en sus ciclos preparatorios.
Si aquello que en la nube cibernáutica almacenemos, en especial aquello que publiquemos mediante la blogosfera, resulta calificable de poca calidad porque responde a la prácticamente inevitable imprecisión de todo lo que es incipiente, no es motivo para que nos tengamos que sentir ineficaces en exceso; lo preocupante es cuando bloguear de manera imprecisa, torpe e impulsiva consiste en aquello que nos parece adecuado o suficiente. En un mundo que, definido por la globalidad que parece estar configurándose, lleva a una tan abierta y mundial competencia entre emprendedores, empresas y, bajo otro baremo, humanos y máquinas, despreciar tanto la aspiración a la mejor calidad como el espíritu de superación conduce hacia nada bueno.
Robots, máquinas y, en definitiva, tecnología de toda clase con que constantemente parece no transmitirse otra idea que la de la creciente comodidad y falta de toda necesidad de esfuerzo deben ser motivo para hacer que, en cambio, los próximos tiempos tiendan a ser de mayor impulso al esfuerzo de cada cual por desarrollar iniciativas originales, creativas y genuinas. De lo contrario, que tu condición se limite a la de un usuario con poca o ninguna relevancia será lo más probable.
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