La peor versión civilizacional

Para que esta diplomacia internacional que se encuentra en modo in extremis posibilite el alto el fuego definitivo que tanto merece el mundo, y en particular Ucrania, cabe que la peor versión civilizacional que por parte de Moscú ha llevado hasta la dramática situación presente se nutra de lo mejor que lo informacional puede proveer. Sólo a base de bienintencionada información compartida con la que llegar a un acuerdo recíprocamente beneficioso, quedará lo incivilizado atrás.

Una postura de claros tintes neoimperialistas como la que sin duda mueve a Rusia para haber llegado a los extremos tan inhumanos de desencadenar la guerra contra Ucrania va a difícilmente estar dispuesta a rebajarse para acercar postura alguna con la perspectiva de su oponente ucraniano. Es esperable, aun así, que a las acciones politicoeconómicas y sociales que, desde una perspectiva en red, por parte del bando occidental conforman para esta contienda el algoritmo de la paz no les quede demasiado para surtir efecto y hagan, junto a la heroica resistencia militar mostrada por el propio pueblo ucraniano, entrar al Kremlin en razón.

Máxime cuando a estas alturas Rusia debiera haberse percatado de que decididamente nada positivo reporta esta invasión a nadie, ni lo puede reportar siquiera a largo plazo a la misma Rusia incluida, poco tendría que estar ahora dudando Moscú en abandonar esta guerra que nunca debiera haber hecho estallar y en impulsar la vía diplomática. Tal vez así estaría aún Rusia a tiempo de salvar algo de sus deliberadamente maltrechas imagen y proyección internacionales.

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