Que surgiese, cuando menos, la posibilidad de percibir la invasión rusa de Ucrania como una guerra mundial era más que comprensible y no ha faltado prueba de una percepción tal a tenor de lo que en redes sociales ha proliferado. Se trata, sin duda, de un conflicto civilizacional y están implicadas varias naciones en uno y otro lado, pero ¿es en verdad esto una guerra mundial?
Tenemos que evidentemente definir qué caracterizó a la I y II Guerra Mundial para, según entendamos de ahí lo que la dimensión mundial de las guerras representa, esclarecer si estamos ante otra guerra igual. Basta con que tomemos tan sólo la implicación de lo que propiamente son ejércitos de varios países tanto en un bando como en otro para, de momento, determinar que no estamos en la III Guerra Mundial, aunque sí que casi se va tomando esa forma. Hasta ahora y en estos términos, continúa siendo un puro enfrentamiento entre Rusia y Ucrania; no hay oficialmente nadie más involucrado, salvo al parecer Bielorrusia en el bando ruso y desde hace escaso tiempo. El apoyo propiamente de defensa que esté recibiendo Ucrania, se limita al suministro material pero no hay ningún ejército como tal de otro país a su lado.
De alcanzar este conflicto dimensiones mundiales bajo el mismo esquema que las guerras mundiales anteriores, y en particular si esto deriva en que intervenga la OTAN, entonces es cuando esta contienda bélica sería, además de civilizacional como ya lo es, un choque de civilizaciones en su pleno sentido, no sólo un conflicto de línea de fractura. Desde ese punto al choque nuclear, si Rusia mantiene su postura para no dudar en usar este tipo de armamento, lamentablemente habrá muy poco.
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