Sumando, a las medidas politicoeconómicas de sanciones y similares, muestras sociales de condena y rechazo o viceversa como es propio en una suma por aquello de que no altera el orden al resultado, parece que, cuando menos, algo de efecto sobre el potencial ruso se está causando y ojalá con esto bastase para que el régimen moscovita diese término a la lamentable situación en la que ha puesto a Ucrania y al resto del mundo, la propia Rusia incluida. Y que diese término de inmediato.
Una clase dirigente como la actual en Rusia, que no duda en lanzar a su propio país al más absoluto descrédito y aislamiento global y que sigue, aun así, adelante con sus mismos planes con las vidas humanas y la destrucción que ello conlleva puede apenas calificarse de otra forma que no sea como mínimo de paranoica. Con la suma por la paz que medidas politicoeconómicas de sanciones y similares y muestras sociales de condena y rechazo constituyen, esperemos que muy en breve al Kremlin sólo le quede la opción de deponer las armas. Que la suma de la paz dé resultado efectivo evitaría cualquier otra fórmula para la resolución de este conflicto en la que entrasen como elemento las armas nucleares.
Tanto en las muestras sociales de condena y rechazo como en las medidas politicoeconómicas de sanciones y similares, el empleo de redes tecnológicas como las propias redes sociales para lo social o los sistemas de interconexión financieros para las operaciones económicas está siendo clave. Además, pues, de en un sentido más clásico de vínculos y alianzas entre países, deviene una verdadera guerra en red esta contienda.
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